Los tratamientos actuales para la exposición grave a la radiación se limitan a los fármacos que estimulan la producción de plaquetas y células sanguíneas, pero este enfoque es inútil si las células madre necesarias para esto también han muerto por la radiación. Lo que es más, no existe tratamiento que pueda ser aplicado después de la radiación para limitar los daños a las células.
Clayton Hunt y sus colegas inyectaron el agente por vía intravenosa a ratones expuestos a un nivel de radiación, que en los humanos causaría una rápida pérdida de células de la sangre, dejando a los individuos con un riesgo mucho mayor de sufrir infecciones y hemorragias.
Pero cuando los investigadores suministraron el agente protector (TAT-BH4) a los ratones antes de recibir la radiación, los niveles de apoptosis decayeron significativamente, a un 8,6 por ciento de células T y a un 16,9 por ciento de células B. En los ratones que recibieron el TAT-BH4 después de ser expuestos a la dosis de radiación, la proporción de células que sufrieron apoptosis decayó aún más, al 5,7 por ciento de células T y al 12,3 por ciento de células B.
La contaminación radiactiva de las personas puede producirse de forma externa o interna. En la externa, pueden contaminarse la ropa o la piel de forma que cierta cantidad de material con contenido radiactivo se adhiera a ellos. De forma interna se puede producir por la ingestión, absorción, inhalación, o inyección de sustancias radiactivas.
Cuando existe material radiactivo en forma gaseosa, de aerosol, líquida o sólida (esta última en forma de polvo), parte puede impregnar las ropas o la piel de las personas que entren en contacto con este material. También puede ser ingerido, ya porque los alimentos o el agua estén contaminados, ya de forma accidental al llevarse las manos contaminadas a la boca, o inhalado al entrar en un ambiente donde existe polvo contaminado en suspensión, aerosoles o gases con contenido radiactivo.
En el primero de los casos la contaminación permanece en el exterior de la persona, con lo que dosis recibida procede de las radiaciones emitidas que depositan parte o toda su energía en el organismo. En el segundo de los casos el material entra dentro del organismo, y durante su recorrido hasta que es excretado (por el sudor, la orina o las heces) deposita a su vez la energía emitida por esas radiaciones en los órganos por los que se transfiere.
Estas contaminaciones pueden darse en todas aquellas prácticas en las que se manejan materiales radiactivos, hablándose de contaminación principalmente cuando esta se produce de forma accidental.
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